El despido de Don Honestidad y el impacto en la cultura

Por Piero Alvarado Gervasi

Imagínese que la honestidad fuese una persona, para el caso Don Honestidad. Cada vez que Don Honestidad aparece franco y directo revelando un error se convierte en víctima del bullying corporativo. La compañía no tolera el error y frente a su exposición Don Honestidad suele recibir todo el peso de la indignación empresarial. Se han convencido que la intransigencia ante el error y el mensaje contundente de la sanción los hará más efectivos. Don Honestidad comprende el mensaje y se retira. Al tiempo, confundida y extrañada, la organización se lamenta de la falta de honestidad del equipo, de su falta de madurez para reconocer sus errores, así que se les ocurre contratar a una consultora para que desarrolle en sus colaboradores el valor de la honestidad tan inexplicablemente alicaído, ésta desarrolla talleres y una campaña de comunicación. Previsiblemente, los resultados no son sostenibles y los colaboradores regresan a la conducta de siempre.

Una mirada sistémica permite reconocer rápidamente los patrones que condicionan la conducta de los colaboradores: la Honestidad fue excluida (inconscientemente) de la cultura corporativa mientras buscaban la mayor efectividad, cuando lograron la mayor efectividad la falta de honestidad se convirtió en un problema (principio sistémico: lo que fue una solución en el pasado hoy es un problema). Una intervención sistémica apoyará a la organización a darle un justo lugar a la Honestidad, a diseñar acciones que la honren, la promuevan y la sostengan. Entonces, la compañía creará las condiciones reales para que muy naturalmente su gente se alinee y haga suya la práctica de este valor.

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